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lunes, 22 de mayo de 2017

Satélite funerario para enviar las cenizas al espacio

Este satélite funerario lanzará al espacio tus cenizas por 2.500 euros 

Lo ritos funerarios son aspectos culturales muy relacionados con la condición humana, la religión, la época y el dinero. Ahora lo más novedoso de la oferta de Tánatos es ser lanzado al espacio y quedar orbitándo como una estrella (pero sin brillar). Para eso la empresa Elysium Space ya dispone de un satélite exclusivo, el Elysium Star II , que será lanzado con las cenizas de 100 difuntos clientes que quieran reposar realmente en paz. El coste de tan exclusivo sepelio es relativamente asequible, 2.500 euros.

Pero para los que puedan pensar que esta es una buena idea para el descanso eterno, existe una mala noticia: el satélite estará orbitándo alrededor de la Tierra durante apenas dos años. Tras ese tiempo perderá altura gradualmente hasta desintegrarse contra la atmósfera creando (tal vez) una bonita estela de fuego.

El Cohete Falcon 9 de SpaceX será el encargado de poner en órbita este singular cementerio espacial que se situará a 500 km de distancia, a la altura del ecuador. Su lanzamiento está previsto para el año que viene, pero tranquilos que no hace falta morirse para entonces.

Elysium Space ya ha lanzado una misión previa con éxito y es previsible que haga más en el futuro.


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lunes, 3 de abril de 2017

Marketing espacial: enviar productos al espacio

Nuevo método de marketing que se está haciendo cada vez más popular, el Marketing espacial que consiste en enviar productos al espacio.




Por supuesto es una estrategia de marketing que sólo las grandes empresas pueden permitirse. Por ejemplo, no hace mucho que Nike para celebrar el 30 aniversario de las Air Max cogió un globo aerostático y mandó al espacio su nuevo modelo de zapatillas, las Vapormax.
Justo ese mismo día pero 4 años antes, Félix Baumangartner, austriaco y amante de los deportes de riesgo, convirtió su salto desde la estratosfera en el mayor hito del marketing: el Red Bull Stratos.
En la última década las marcas han descubierto un nuevo método publicitario, decidido colonizar algo que hasta hace poco era inalcanzable para una empresa privada.

Red Bull y Nike no son la únicas que han lanzado su marca a lo más alto (literalmente hablando). Lo han hecho otras tantas más con estrategias y comunicaciones muy distintas.

Otro ejemplo es Kia, que lanzó una raqueta de Rafa Nadal para que éste volviera a lo más alto del ranking ATP. Toshiba envió una silla para redefinir el punto de vista de su nueva televisión desde tu sofá. Axe, que con su Apollo Academy, formó a adolescentes y logro enviar a uno de ellos a una misión espacial. Otras tantas como Samsung, Natty Light Beer, Salsas Ballymaloe o la marca de cosmética Kiehls también se sumaron a la moda.

Parece que estamos ante una moda y una estrategia de marketing dispuesta a quedarse, pues cada vez son más las empresas que emprenden campañas de publicidad enviando sus productos al espacio.

VaporMax at 117,500' from space150 on Vimeo.
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La NASA enviará una sonda a la atmósfera del Sol en 2018

La NASA enviará una sonda espacial a la atmósfera del Sol en 2018 para realizar estudios del viendo solar, la dinámica del plasma y los campos magnéticos.



El Sol, fuente de energía y centro de nuestro sistema planetario, es también en muchos aspectos un gran desconocido para los científicos. Con la finalidad de recabar toda la información posible que facilite la comprensión del clima en el espacio, la NASA está preparando el lanzamiento de la Solar Probe Plus en 2018, una nave espacial que proporcionará nuevos datos sobre la actividad solar para ayudar a los expertos a predecir grandes eventos espaciales y meteorológicos con impacto en la vida en la Tierra.

Los orígenes de este proyecto Solar Probe Plus se remontan al 2008, cuando la NASA eligió al Applied Physics Laboratory de la Universidad Johns Hopkins para diseñar y construir la sonda.

Su lanzamiento estaba previsto en un principio para 2015, pero la misión se ha retrasado y finalmente se espera que sea el próximo año cuando se ponga en órbita.

De acuerdo con la Agencia Espacial estadounidense, la misión tiene tres objetivos principales: rastrear el flujo de energía que calienta y acelera tanto la corona (o atmósfera solar) como el viento solar, determinar la estructura y la dinámica del plasma y los campos magnéticos en las fuentes del viento solar, y explorar los mecanismos que aceleran y transportan las partículas energéticas.

Volar cerca del sol tiene sus desafíos y para ello la NASA ha diseñado un escudo de carbono de 11.4 centímetros de espesor, diseñado para soportar temperaturas fuera de la nave espacila de 1,370 grados Celsius.

Los científicos están interesados en efectuar estas mediciones porque cuando las nubes de partículas cargadas de alta velocidad salen del Sol pueden bañar a las naves espaciales, los astronautas y las superficies planetarias de radiación perjudicial. "Entender por qué el Sol emite de vez en cuando estas partículas de alta energía puede ayudar a los científicos a predecir el clima espacial", explican desde el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, que está ayudando a desarrollar los sensores para la Solar Probe Plus. "Saber cuándo pueden chocar las partículas energéticas solares contra la Tierra puede ayudarnos a tomar precauciones".

Si todo sale bien, la sonda solar será la más cercana que un objeto hecho por el hombre haya estado cerca del sol.
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lunes, 6 de marzo de 2017

La NASA propone colocar un escudo magnético en Marte


Los científicos creen que, como la Tierra, Marte tuvo en el pasado un campo magnético que protegía su atmósfera. Pero hace aproximadamente 4.200 millones de años, desapareció repentinamente, lo que causó que la atmósfera se perdiera poco a poco en el espacio. En 500 millones de años, el Planeta rojo pasó de ser cálido y húmedo a convertirse en el lugar frío y árido que hoy conocemos, un desierto inhóspito para las futuras misiones humanas que se atrevan a llegar hasta allí -la NASA espera consquistar Marte en la década de 2030-. Los peligros, lógicamente, son aún mayores para los colonos que quieran establecerse por la exposición a la intensa radiación y el riesgo de asfixia.

¿Un problema irresoluble? Quizás no. La NASA ha presentado una propuesta tan extraordinaria como ambiciosa que parece sacada de una película de ciencia ficción. Hace unos días, en un taller organizado en Washington por la División de Ciencias Planetarias de la agencia espacial, los investigadores propusieron ante colegas de todo el mundo desplegar un escudo magnético en Marte para restaurar su atmósfera «de forma natural». De funcionar, el plan convertiría el planeta en un mundo mucho más parecido al nuestro, con agua de nuevo corriendo por su superficie, lo que facilitaría el bienestar y la seguridad de los astronautas.

Jim Green, director de la NASA, explicó que mediante la colocación de un escudo de dipolo magnético en el punto de Lagrange L1 de Marte se podría formar una potente magnetosfera artificial que abarcaría todo el planeta, protegiéndolo del viento solar y la radiación y permitiendo que la atmósfera de Marte se restaure con el paso del tiempo.


En su exposición, el equipo de Green reconoció que la idea podría sonar un poco «fantástica». Sin embargo, las nuevas investigaciones en magnetosferas en miniatura, para la protección de tripulaciones y naves espaciales, parecen apoyar la idea, que se realizaría a una escala mayor. «En el futuro es muy posible que una o varias estructuras inflables puedan generar un campo de dipolo magnético a un nivel tal vez de 1 ó 2 Tesla (de 10.000 a 20.000 Gauss) como un escudo activo contra el viento solar», señalan.

Además, el posicionamiento de este escudo magnético aseguraría que las dos regiones donde se pierde la mayor parte de la atmósfera de Marte, la capa polar norte y la zona ecuatorial, estarían protegidas.

Subida de temperatura


El equipo de investigación -que incluyó a científicos del centro de investigación Ames, el centro de vuelo espacial Goddard, la universidad de Colorado, la de Princeton, y del laboratorio de Rutherford Appleton- cree que el escudo magnético sería capaz de contrarrestar el viento solar, de modo que las pérdidas atmosféricas se detendrían y en cuestión de años la atmósfera se recuperaría hasta la mitad de la presión atmosférica de la Tierra.

La temperatura aumentaría entonces un promedio de 4°C, lo que sería suficiente para derretir el hielo de dióxido de carbono en el casquete polar norte del planeta. El carbono en la atmósfera ayudaría a atrapar el calor como hace en la Tierra, lo que provocaría un efecto invernadero, calentando aún más la atmósfera y haciendo que el hielo en las capas polares se derritiera, dando lugar a que el agua líquida volviera a fluir en Marte en ríos y mares.

El equipo de la NASA cree que este proceso podría llevar a que se restablezca una séptima parte de los océanos que cubrieron Marte hace miles de millones de años. Si pudiera conseguirse algo semejante, la colonización del Planea rojo estaría mucho más cerca.


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miércoles, 15 de febrero de 2017

China lanzará su primer carguero espacial en abril

China planea lanzar su primera nave espacial de suministro no tripulada en abril, llamada Tianzhou-1, con capacidad para transportar hasta seis toneladas y pensado para abastecer de suministros a su futura estación espacial, informó hoy el Diario del Pueblo.

El carguero espacial Tianzhou-1 (que literalmente significa "buque celestial") multiplicará así la capacidad de carga de las actuales naves espaciales chinas, preparadas para albergar un máximo de tres astronautas y 300 kilos de material.


El módulo llegará el próximo lunes al Centro Espacial de Wenchang, situado en la isla de Hainan, al sureste del país, donde será ensamblado y probado, aseguró la CMSA, la agencia china dedicada a las misiones espaciales tripuladas.

Los planes pasan por lanzar el Tianzhou-1 a bordo de un cohete Larga Marcha-7 Y2, el cual China ya probó con éxito y que está destinado a ser el vehículo de transporte de los módulos de la estación espacial.

Este carguero tiene un peso en despegue de unas 13 toneladas, y podrá mantenerse en órbita por sí mismo durante tres meses, durante los cuales se acoplará al laboratorio espacial Tiangong-2 para abastecerlo y llevar a cabo experimentos y pruebas.

En el Tiangong-2, situado a 393 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre, vivieron dos astronautas durante 33 días, lo que representa la misión tripulada más longeva del programa espacial chino.

La estación espacial permanente que las autoridades chinas esperan tener plenamente operativa orbitando alrededor de la Tierra requerirá grandes cantidades de alimentos, agua, oxígeno y materiales de apoyo para los astronautas que vivan en ella.

Así, el programa espacial chino necesitaba un medio de transporte para llevar al espacio toda esa carga y ha diseñado el Tianzhou-1 a ese efecto.

China tiene previsto enviar al espacio el módulo central de la estación orbital en 2018, se espera que en 2020 haya una estructura preliminar de 80 toneladas y que hacia 2022 esté completada y en funcionamiento.

El objetivo de las autoridades chinas es que su estación espacial esté operativa antes de la retirada, prevista para 2024, de la Estación Espacial Internacional (EEI), en la que el país asiático no tiene permitido participar al prohibir las leyes de Estados Unidos la cooperación de la NASA con las agencias espaciales chinas.
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domingo, 22 de enero de 2017

La muerte del último jinete de la luna

Con la muerte de Eugene “Gene” Cernan, vemos el fin de una época distante. Cernan es uno de los últimos jinetes espaciales y, cuando ya no tengamos entre nosotros a “Buzz” Aldrin, podremos hablar de una generación de exploradores únicos que se extinguió frente a nuestros ojos: nadie ha vuelto a pisar la luna 45 años después de que lo hizo Cernan en diciembre de 1972.

¿Pero por qué dejamos de soñar con explorar los fríos horizontes de nuestro satélite? ¿Por qué todos los viajes a la luna ocurrieron en sólo tres años? ¿Por qué, desde entonces, el gobierno estadounidense ha dejado de invertir en misiones tripuladas? ¿Por qué los niños ya no sueñan con convertirse en astronautas, con cohetes, con colonizar mundos imposibles?

Cuando, en 2015, la sonda New Horizon envió las primeras fotos de Plutón, se podían leer ciertos comentarios en redes sociales: muchos preguntaban por qué la resolución era tan mala o por qué no podíamos tener, inmediatamente, una mejor foto. Y ninguno de estos comentarios mostraba la inmensa sorpresa de estar recibiendo una imagen que viajó más de cincuenta millones de kilómetros de distancia para llegar hasta nuestros ojos.

Ésta es una actitud completamente opuesta a la que la humanidad tenía cuando millones de familias observaban expectantes, desde sus casas, el vuelo del Apolo 11 y su descenso hacia la Luna. Porque hay algo que se diluyó desde ese mítico día de 1969 cuando Armstrong dio un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad.

Ahora, el mundo está acostumbrado a toda clase de maravillas, las viejas rencillas ideológicas de la Guerra Fría se extinguieron y las apremiantes condiciones de una Tierra cansada parecen impedir un nuevo renacimiento de la era espacial. De la misma manera, los antiguos vestigios de la era dorada de la exploración del espacio han caído, progresivamente, en desuso.

Es el caso, por ejemplo, de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés). Este viejo monumento a la capacidad de exploración del hombre, este viejo recordatorio de la solidaridad de la humanidad en donde soviéticos y americanos se dieron alguna vez la mano, va a ser sacado de circulación en el 2020. Y nunca se completó el sueño de tener viajes diarios a la estación, de convertirla en un punto de paso, de realizarse como la estación soñada por Kubrick en 2001: Odisea del espacio.

De la misma manera, después de 135 viajes y 2 accidentes que mataron a toda la tripulación, el programa de transbordadores espaciales (o los llamados shuttles), fue cancelado el año pasado. La era de emoción por los cohetes, la era que inauguró el brillante científico alemán detrás de los temibles V2 nazis y de toda la tecnología en las misiones Apolo, Wernher von Braun, está llegando a su fin.

Los costos, en todos estos años, fueron exorbitantes. La ISS, solamente, ha consumido más de 100 billones de dólares. Y los críticos sostienen que ese dinero pudo utilizarse, de manera más provechosa, en la Tierra. Además, esta Tierra no es la misma que hace cincuenta años: los problemas son más agudos y los recursos más limitados. No era lo mismo quemar miles de litros de combustible en 1972 que en 2017, empezando porque se avecinan las más agudas crisis por el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles.

Como bien explicó Ugo Bardi de la Universidad de Florencia, existe una relación entre el auge de la era espacial y el auge de la era de las pirámides para la milenaria cultura egipcia: en ambos casos, la producción disminuyó considerablemente a partir del agotamiento de algún recurso no renovable.

Los faraones pudieron dejar de hacer pirámides, en teoría, porque agotaron los recursos para sostener a una población de trabajadores o bien porque decidieron invertir estos recursos en algo más urgente, como la guerra. De la misma manera, en nuestra época, los grandes gastos de combustibles fósiles están cayendo en desuso y, también, la experimentación para la industria militar ha acaparado, por su rentabilidad, gran parte del presupuesto de las grandes potencias que antes soñaron con el espacio.

Claro, esas razones no están aisladas de muchas otras. La era de la competencia ideológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética terminó, definitivamente, en 1991 con la disolución de la URSS. Pero, mucho antes, el plano espacial de esta lucha, en el centro de la Guerra Fría, había llegado a un cese al fuego simbólico con la cooperación de astronautas soviéticos y americanos dándose la mano en julio de 1975 durante el proyecto de prueba Apollo-Soyuz.

Al ganar la carrera a la Luna, Estados Unidos quedó satisfecho de una demostración de tecnología insuperable. Las misiones acapararon cada vez menos la atención del público y, finalmente, después de la cercana tragedia del Apollo 13, las misiones terminaron, en 1972, con el último hombre que caminó en la superficie de nuestro satélite.
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domingo, 11 de diciembre de 2016

Fedor, el robot espacial ruso

Fedor es el robot espacial que acompañará a los astronautas

A partir del 2021, Fedor, el robot espacial ruso formará parte de la tripulación y acompañará a los astronautas en todas las misiones tripuladas que se realicen.

El sofisticado robot está desarrollado para llevar todo tipo de tareas de bastante complejidad, como utilizar un soplete, conducir un vehículo, abrir una puerta con una llave... destrezas que hasta hace bien poco parecían parte de un futuro muy lejano.

El robot asistirá y ayudará a los seres humanos en los viajes espaciales, siendo un gran apoyo que por supuesto, no necesitará alimento, oxígeno, no se cansará ni enfermará...

Posiblemente los robots sustituyan a los astronautas en un futuro muy cercano, especialmente para viajes con destinos largos donde cargar con oxígeno, combustible y alimentos para tanto tiempo es algo inviable.

Fedor, el robot espacial ruso


El siguiente vídeo muestra al el robot Fedor realizando tareas como la conducción de un vehículo o su forma de caminar sobre dos patas, ya que cuenta con aspecto y forma humanas:

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